miércoles, 25 de noviembre de 2009

¿SOMOS SOLIDARIOS?

En los últimos tiempos se han publicado numerosos estudios sociológicos sobre los españoles y los valores sociales que defienden y que tratan de llevar a la práctica. En todos ellos, con mayor o menor diferencia de porcentajes estadísticos, se recogen algunas de las siguientes tendencias:
- Los españoles tenemos poco hábito a asociarnos; seguimos manteniendo un individualismo práctico que dificulta trabajar en colaboración con los demás en un proyecto colectivo.
- El número de voluntarios que trabajan para ONG es bastante bajo si lo comparamos con el de la mayoría de países de la Unión Europea.
- Mostramos una gran solidaridad (y colaboramos con bastante ayuda económica en esos casos) ante catástrofes o situaciones de emergencia ocasionales (como un terremoto con cientos de muertos en un país lejano, por ejemplo), pero nuestra solidaridad en el día a día para con los necesitados es muy escasa.
- En las encuestas afirmamos ser poco racistas y xenófobos; en cambio, en nuestra vida cotidiana no facilitamos la integración de ciertos colectivos de emigrantes, sobre todo los pertenecientes a culturas diferentes de las nuestras.
- Los jóvenes españoles son muy idealistas y se sienten comprometidos teóricamente con la solidaridad internacional, pero luego no dedican su tiempo a contribuir a ella.

viernes, 20 de noviembre de 2009

¿POR QUÉ SOMOS COMO SOMOS?

Conversando con un amigo sobre la última entrada en el blog, intuí que había sido demasiado “cruel” con mis opiniones sobre el comportamiento de la Iglesia y que quizás estaba generalizando demasiado.

Tenía toda la razón. Es más, inmediatamente después de dar al botón de “publicar”, yo ya había pensado lo mismo. Demasiado tarde.

Hay que ver Juan Diego que poco tacto tienes. Me pasa siempre. Cuando estoy tratando sobre temas que me preocupan o sobre asuntos de índole profesional hay veces que soy muy directo con las personas, queriendo decir lo que pienso tal y como lo pienso. Pero en mi caso, por desgracia, las palabras muchas veces no expresan correctamente mis pensamientos. Me viene ahora mismo a la cabeza un estudio en el que decía que el lenguaje como herramienta de comunicación es, en términos evolutivos, lo que distingue al hombre del animal. Si esto fuera así, perteneceré al reino animal, puesto que no comunico bien. Me refiero a transmitir con la palabra (oral o escrita). Y no digo siquiera que el receptor entienda, mediante lo que he dicho, lo que pienso.

Tengo muchos defectos (¿congénitos?). No solo este que comento. Soy consciente de ellos. Quizás por eso me doy cuenta, casi al momento, que he vuelto a equivocarme. Y reconozco cuando me recuerdan esta debilidad. Pero continúo equivocándome.

Entendiendo que es parte de mi carácter. Soy transparente (aunque en otras manifestaciones de mi personalidad soy muy introspectivo). Todos somos seres multidimensionales. Ahora bien, ¿debo aceptar esos rasgos de mi carácter que no me gustan y vivir con ellos? y decir: ¡qué le voy a hacer si es que yo soy así!

En mi caso tengo claro que no. Creo firmemente que hay que hacer a diario examen de conciencia y procurar moldear nuestra personalidad para que cada día seamos un poco mejores. Y posiblemente sigamos equivocándonos mil veces y otras mil en lo mismo. Pero no importa. No debemos ni desesperarnos ni abandonarnos, sino aceptar el error, aprender de él y asumir que posiblemente volvamos a equivocarnos.

Cuando pensemos en cómo éramos hace unos años, nos daremos cuenta de que no somos la misma persona. Que hemos cambiado. Todos los días cambiamos, aunque no seamos conscientes de la diferencia entre el yo-ayer y el yo-ahora.

Aceptar nuestro yo dinámico y nuestra personalidad multidimensional nos permite evolucionar positivamente. Y nunca es tarde para eso.