jueves, 18 de febrero de 2010

¿POR QUÉ NO QUIERO UN eBOOK?

Uno de los regalos estrella de las pasadas navidades ha sido el libro electrónico (me referiré en adelante al dispositivo portátil que sirve para leer publicaciones digitales). ¡Y el mes pasado apareció el iPad, el nuevo producto de Apple!

Me gusta mucho el ebook con tinta electrónica (¡ofrece una experiencia de uso similar a la de un libro tradicional!); lo puedes llevar en el bolso (¡también un libro!); pero puedes llevar con él veinte libros (¿todos me los voy a leer?); y se pasan las páginas como en un libro de verdad (¡ah, que bien!)…

Seré un poco anticuado pues yo siento la necesidad de tocar las páginas del libro que estoy leyendo. Y también la necesidad de oler esas mismas páginas cuando lo releo. Incluso me acuerdo de sucesos de mi vida que ocurrieron en los días que leía esas páginas

Esa nota, esa mancha, esa señal, ese papel dejado entre sus páginas… De vez en cuando me quedo ensimismado, sin leer, pero acariciándolo.

Y es que también siento la necesidad de tocar ciertas fotos mientras las miro. Para mí son algo más que recuerdos de otra época, forman parte esencial de mi vida. Tocándolas revivo instantes.

Seguro que me compraré un ebook, como hice con la cámara digital. Y me alegraré de tenerlo. Pero no dejaré de comprar libros. Con su pasta y todo.

Los sentidos del tacto y del olfato me llevan a revivir muchas emociones.

miércoles, 3 de febrero de 2010

MANIFIESTO UNIVERSITARIO

Hace un par de años, mientras era director de un Centro de I+D universitario, escribí el manifiesto que os presento, al estilo del de la Bauhaus que, por desgracia, no tuvo aceptación en mi entorno.

“¡El último fin de toda actividad investigadora es mejorar la sociedad! El conocimiento científico y técnico y su aplicación a todos los ámbitos de la vida de nuestras sociedades, es una de las fuerzas motrices de los procesos de crecimiento económico y de mejora del bienestar social. La fragmentación de la investigación y la insuficiente inversión en ella, así como la creciente globalización de la ciencia y la tecnología requiere de una colaboración consciente de todos los agentes del sistema de conocimiento. Investigadores, empresarios y administración deben volver a conocer y concebir la naturaleza compuesta del proyecto de I+D+I en su totalidad y en sus partes. Sólo entonces el resultado quedará impregnado de nuevo en la sociedad creando progreso y cultura, uniendo el binomio perdido.
La investigación debe enseñarse y experimentarse. El avance se alcanza con hechos, no con planes. Los centros de I+D deben convertirse en talleres donde se aprende a investigar y donde se experimenta investigando. La experimentación práctica debe ser el lenguaje del centro. Los investigadores e innovadores, empresarios y administración deben cooperar y colaborar a través de comunidades de investigación física y virtual y usar infraestructuras adecuadas de investigación y comunicación integradas en red y accesibles para todos los grupos de investigación. Sólo con el aprendizaje, la experimentación y la cooperación podremos crear valor, abandonando la condena del ejercicio incompleto de la investigación, pues su pleno desarrollo se consigue con dicha integración.
Centrémonos también en las personas, en los usuarios, en sus deseos para la sociedad, dejémoslos participar en el proceso de I+D+I, de modo que investigadores y profesionales se dediquen a crear futuro donde los resultados mejoren la sociedad.
No solo se trata de investigar e innovar, sino de enseñar a investigar, investigar para la gente y también comunicar. La difusión de la ciencia y la tecnología es parte de una cultura de una sociedad avanzada. Hablamos ya de 2I+3D: Investigación, Innovación, Desarrollo, Docencia y Difusión.
¡Investigadores, empresarios, políticos, vivamos, no imaginemos el futuro! Deseemos, proyectemos, creemos todos juntos la nueva estructura del futuro, en que todo constituirá un solo conjunto, para un solo fin.”


¿Hay alguien que cree en esto?