miércoles, 31 de marzo de 2010

¿POR QUÉ NO UNA DOCENCIA CON “CONCIENCIA”?

Los niños aprenden observando a los adultos y a otros niños. El profesor Giacomo Rizzolatti ha demostrado que en una región del cerebro “habitan” unas células que son las causantes de que los humanos tendamos a imitar a los que nos rodean: son las neuronas espejo. Cuando vemos a alguna persona haciendo algo, en nuestro cerebro se activan las neuronas espejo y nuestro cerebro actúa como si estuviéramos haciendo lo mismo que esa persona.

Así que estamos predispuestos a imitar a quienes nos rodean. Esto recuerda la opinión de muchos profesores de que no deberíamos sólo dar a conocer qué sabemos sino también poner de manifiesto cómo lo sabemos. En el proceso de aprendizaje, los valores, las ideas y la actitud del profesor podrían ser tan importantes como el material que está enseñando. Las personas exhiben sus actitudes y creencias continuamente, a menudo sin pretenderlo. Son estas actitudes y creencias las que los alumnos captan e imitan fácilmente incluso cuando no es esta su intención.

Recordemos por un momento a aquel profesor o profesora inolvidable que conocimos una vez al menos en nuestra escolaridad. ¿Cuáles eran las cualidades que poseía? ¿Acaso era un gran matemático? ¿Una gran historiadora? ¿Un excelente filósofo? Posiblemente no, o no era eso lo que más nos interesaba.

Naturalmente, no imitamos cualquier cosa sino con más probabilidad a aquellos a quienes admiramos. Profesores, padres, políticos, periodistas, actuemos en nuestra vida y profesión de acuerdo a los valores fundamentales para la convivencia. No subestimemos el poder de las neuronas espejo.

Que no nos frene el miedo o la inseguridad. Todos, sin excepción, tenemos a alguien que nos admira y nos quiere. Nadie está solo. Merece la pena intentarlo y trabajarlo.

¿Cuánto somos ya?

miércoles, 24 de marzo de 2010

LA CULPA DE LA CRISIS LA TIENE….

La culpa de la crisis la tiene el gobierno. No, los bancos. Bueno, ellos también. ¿Acaso el ladrillo no tuvo algo que ver? Sí, pero lo malo no ha sido el ladrillo, sino el modelo productivo basado en él.

Nosotros somos las víctimas. La verdad es que siempre tenemos a alguien a quien echar la culpa. Es fácil. Lo difícil es pararse a pensar si uno mismo tiene algo que ver con el problema. ¿Acaso necesitaba ese gran coche? ¿O la casa en la playa? ¿O una tan grande? O la tele con pantalla plana… Bueno, y si no necesitaba todas esas cosas, ¿por qué las compré? ¿por qué no descansé hasta tenerlas?

Estamos inmersos en una sociedad de consumo. Nuestra sociedad es como una gigantesca superficie comercial, sin muros, sin límites, sin fronteras y sin más objetivos que el consumo. Y los jóvenes un yacimiento de consumidores cada vez más ávidos. Y la misión de las familias y de los medios es informarlos y formarlos a empujar el carrito de la compra. Porque eso es lo que hacemos los mayores.

Mi ipod, blackberry, nike, PSP, wii, BMW... Porque de la marca depende la identidad de las personas.

Familias enteras consagradas a considerar sus menores deseos como necesidades vitales. ¡Más, más!

Y claro, la culpa la tiene el gobierno, los bancos, el ladrillo…

PD: La crisis no empezó en 2008 ó 2009. Ésta empezó hace tiempo. Quizás, en lo que sí tengan razón es que es global.