Votar en las elecciones es un derecho constitucional que ejercer y un
deber que cumplir de modo responsable. Se trata de algo tan importante como
encomendar el buen gobierno del país a legisladores y gobernantes que habrán de
organizar y promover el bien común, es decir, unas condiciones políticas, sociales
y económicas que hagan posible el desarrollo de la vida de las personas de
manera acorde con la dignidad de cada una de ellas. Con nuestro voto, los
ciudadanos contribuimos de manera decisiva a la consecución de estos objetivos
tan importantes.
Es comprensible que algunos se sientan inclinados a abstenerse de
emitir su voto, cuando comprueban que ningún partido ofrece el programa que
ellos desearían o, simplemente, no confían en aquellos que nos representan. Sin
embargo, es necesario hacer un esfuerzo y optar por el bien posible, pues
pienso que todos nosotros -toda la sociedad-, somos responsables de los problemas de
nuestro país. No seamos ciudadanos pasivos, tampoco eludamos nuestra
responsabilidad culpando a otros. Así que os animo a
ejercer este derecho con responsabilidad el próximo 20-N y legitimemos a las
personas que queremos que nos representen.
Votemos sí, pero por encima de todo -al menos
desde ese día y en adelante-, seamos ciudadanos responsables, profesionalmente responsables, sabiamente
responsables, amigablemente responsables, familiarmente responsables,
socialmente responsables, respetuosamente responsables, honestamente
responsables, humanamente responsables, solidariamente responsables… Sólo así
haremos un mundo mejor.