miércoles, 26 de diciembre de 2018

EL FIN DE LA CONCEPCIÓN CLÁSICA DE ESTRUCTURA ORGANIZATIVA


Las organizaciones son ecosistemas complejos, participativos, interconectados e interdependientes que están en continua evolución, como los ecosistemas de la naturaleza. En ellos, la forma se rige por la necesidad; las innovaciones brotan de cualquier parte; las funciones de sus componentes se adoptan, desechan e intercambian de forma granular y con fluidez; las decisiones se toman en el momento y ahí donde las cosas surgen; las reuniones se realizan cuando son necesarias; el poder está distribuido; los equipos se crean espontáneamente y se disuelven rápidamente. Hablamos de una estructura orgánica y granular compuesta de redes de equipos.

domingo, 23 de diciembre de 2018

EL FIN DE LA GESTIÓN DEL CAMBIO

El planeta busca la organización y no necesita de los humanos para organizarse. En un mundo en el que las organizaciones son sistemas vivos autogestionados, no es necesario imponer el cambio desde fuera, puesto que los sistemas vivos tienen la capacidad innata de percibir los cambios del entorno y adaptarse desde dentro. ¿Qué tenemos que hacer para sobre-vivir? Escuchar, estar atentos, y adaptarnos.

domingo, 16 de diciembre de 2018

EL FIN DEL MARKETING


Por tanto, si no hay estrategia y sólo propósito, el marketing se reduce a la siguiente declaración: “Esta es nuestra oferta. En este momento sentimos que esto es lo mejor que podemos hacer”.

lunes, 10 de diciembre de 2018

EL FIN DE LA ESTRATEGIA


Los procesos de gestión de la mayoría de las organizaciones se articulan en torno a los procesos, la planificación, los presupuestos y las evaluaciones. Todo el sistema está configurado para responder y trabajar con una estrategia deliberada establecida. Como dice Vargas (2014), “para alcanzar el futuro se necesita de una estrategia”. Pero hoy creo que no la necesitamos (piensen cuantas veces se cumple con la estrategia deliberada y el esfuerzo dedicado a su planificación y a su posterior replanificación retrospectiva y ajuste de planes, programas y presupuestos).
Una organización es un sistema vivo, una entidad con energía propia, con su propia identidad, su propio potencial creativo y su rumbo. No necesitamos decirle qué hacer, sólo escuchar, estar atentos, permanecer abiertos a lo inesperado, a lo nuevo. Así que no se necesitan procesos estratégicos, nada más que un propósito claro. La estrategia emerge todo el tiempo, en todas partes, en la medida que las personas juegan con las ideas y el entorno. En su agitación, las interacciones concretizan ciertas variables y no otras, adoptando diferentes configuraciones.
La auto-organización es la fuerza vital del mundo y prospera en el filo del caos. En ese momento, la organización evoluciona, se transforma, se adapta, quedándose con aquello que funciona y abandonando aquellas ideas que no prenden. Y en este contexto, caracterizado por un ambiente complejo y turbulento, la estrategia siempre será emergente (pues no es ni intencional ni anticipada) y altamente adaptativa, ya que permite a la organización “responder a una realidad en evolución” (Mintzberg & Waters, 1985). ¿Qué realidad? ¿Una realidad que creamos nosotros?