miércoles, 14 de julio de 2010

¡VIVA ESPAÑA!

¿Habían visto alguna vez tal densidad de banderas españolas en el territorio español? Yo nunca.

El domingo pasado la selección española de fútbol se proclamó campeona del mundo y todos los españoles (y otros muchos que no son españoles) lo festejamos. Parece ser que el deporte une a los españoles como ninguna otra cosa. Aunque hay personas que aborrecen el fútbol, es un hecho que la gente “se une” ante grandes eventos futbolísticos. En el caso de España siempre ha sido así, pero es la primera vez que he percibido un sentido de pertenencia, un orgullo de ser/sentirse español. Y he querido reflexionar sobre esto.

¿Por qué ese sentimiento que he apreciado como compartido? Me atrevo a decir que de lo que nos hemos sentido orgullosos es de ese gran equipo que tenemos, de ese conjunto de personas que son los jugadores y el entrenador. Personas que han creído siempre que podían conseguir el éxito y por eso lo buscaron, personas sencillas y humildes, siempre respetuosas con los demás (ya sea el equipo contrario o los medios de comunicación), personas que dicen que el título es de todos; en definitiva son el modelo de personas que todos quisiéramos ser. Recuerdo que las primeras palabras de técnico y jugadores al finalizar el encuentro contra Holanda fueron felicitar a los jugadores por los valores que poseen y dar las gracias a todos los españoles por el apoyo brindado. Y nunca decir que el contrario fue tal o cual o que son los mejores o despreciar a los demás.

En estos últimos años nos han acompañado los éxitos deportivos como en ninguna otra época anterior y, lo mejor de todo, es que los deportistas que lo han conseguido son excelentes modelos de referencia para la sociedad. Además de la selección española de fútbol destaco a Pau Gasol en baloncesto, Rafa Nadal en tenis y Marta Domínguez en atletismo, todos reconocidos números uno a nivel mundial en las disciplinas deportivas en las que compiten, pero también números uno como personas.

Recuerdo que en alguna otra entrada en el blog decía que era necesario modificar el modelo actual de comportamiento de la sociedad y también que los jóvenes hacen lo que ven hacer a otros. En el deporte español actual encontramos un modelo que ellos, los jóvenes, deben copiar. Los entrenadores deben prestar atención a este detalle, pero también aquellos que nos dedicamos a la enseñanza, a la política y a los medios de comunicación. Tenemos ahora una buena oportunidad que nos facilita dicho cambio hacia una sociedad basada en valores. Si todos nosotros queremos ser como ellos por lo que son ellos y nos sentimos orgullosos de ellos y eso también nos une, merece la pena trabajar en esta línea.

Por otro lado, me pregunto que si no han sido las banderas colgadas en los balcones, en los coches en los escaparates y por todos lados facilitadoras para ese orgullo. Es verdad que siempre hemos seguido estos eventos deportivos con especial fervor, pero el explícito sentimiento de pertenencia hacia unos colores, el compartirlo con nuestros padres, hijos y amigos, incluso por aquellos que no siguen el fútbol o que lo aborrecen, ha sido algo extraordinario esta vez. ¿Han sido las banderas el catalizador? Yo creo que sí. Decía también, cuando hablaba de las comunidades de práctica, que el individuo debe identificarse como algo o alguien e identificarse con algo o alguien y al mismo tiempo, la identificación es algo que nos hacemos a nosotros mismos y algo que hacemos a los demás, expresándonos, por ejemplo con la bandera. Necesitamos símbolos (entiéndanme en el mejor de los sentidos) a los que podamos acudir para reforzar este sentido de pertenencia y nuestra identidad. Me gustaría también que España tuviera un himno que pudiéramos todos cantar. Algunas selecciones lo hacían, y tenía su efecto.

Sólo dos cosas más. Dar gracias además de al deporte español actual, a los chinos por habernos posibilitado conseguir una bandera en el momento en que nuestra mente nos pidió que fuéramos a por una, y por un precio muy asequible y en cualquier lugar cercano. Estas tiendas baratas, han contribuido a lo que Gladwell llama contagio social o lo que los expertos en redes llaman cascada global al haber surgido un agrupamiento percolante (percolating cluster) en una fracción finita de la red.

La segunda cosa es que España está de moda. La marca española vende y no solo por el deporte. Tenemos una lengua importante para el mundo y ya el año pasado en Inglaterra el idioma español fue la primera elección por los jóvenes británicos. ¡Y fue para poder entender las canciones de Shakira!

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